A veces me pregunto, ¿Dónde estaría en este momento? si aquel 20 de agosto del 2014 no hubiese estado en Facebook.
Probablemente me hubiese perdido la mejor experiencia de mi vida.
Mientras navegaba por Facebook como de costumbre encontré una convocatoria para ir al extranjero, esta seleccionaría a los mejores 100 proyectos mexicanos que pudieran tener un buen impacto en nuestra comunidad, los seleccionados viajarían a la ciudad de Washington DC en los Estados Unidos para realizar prácticas profesionales, además de reforzar sus conocimientos en The Washington Center, todo esto por 15 semanas.
Cuando vi la convocatoria creí que seguro se irían aquellos lideres mexicanos con capacidades intelectuales superiores a los del promedio y pensé que yo no sería uno de ellos. Estaba seguro que yo me enfocaba mucho en mis estudios y objetivos y viajar al extranjero lo haría en un futuro pero aun no tenía fecha ni hora.
Por alguna razón se me ocurrió abrir la convocatoria y leer los requisitos, entre ellos estaba saber un poco de inglés (yo cursaba una clase de ingles) así que cumplía con esto, estar en la universidad (yo cursaba la universidad) también cumplía con esto, tener el pasaporte (ya lo tenía porque pensaba tramitar la visa) así que estaba casi listo, por último plantear un proyecto social, este no lo cumplía ni tenía la más mínima idea.
La verdad no sabía mucho sobre proyectos sociales pero se me ocurrió crear un curso de seguridad en redes sociales para adolescentes, bueno tampoco era una gran idea pero no se me ocurría nada más.
Sin tener un proyecto bien planeado y pocas probabilidades apliqué a esa convocatoria, pasaron algunos días, yo tenía la esperanza de recibir una llamada con una buena noticia, pero claro que sería muy difícil ser seleccionado de entre miles de jóvenes mexicanos con el mismo objetivo así que trataba de no pensar en ello.
El 8 de septiembre recibí la llamada que me invitaría a soñar cada vez más, entonces entendí que las oportunidades están para todos y solo aquellos que se atreven a intentar son quienes las obtienen.
«Arturo esta navidad no la pasarás en México, arregla las maletas que te vas a Washington DC», fueron las palabras que cambiarían mi visión y me darían un nuevo aire.
Cuando recibí la noticia no lo podía creer, yo había sido seleccionado para ir a la capital estadounidense de entre miles de mexicanos, se cumpliría mi primer viaje al extranjero, mi primer vuelo en avión, cumpliría mi sueño de alguna vez estudiar en otro país, hablaría con extranjeros, conocería otra cultura, pasaría una navidad de película, yo decidiría que comer, a donde ir, a qué hora llegar… en pocas palabras yo era responsable de mí.
Esto causo un gran impacto en mí, un choque cultural, jamas había subido al metro, no hablaba muy bien ingles de hecho cuando llegue entendía muy poco, los primeros días me quería regresar, pero con el tiempo tome confianza y el idioma empezaba afluir, me empezaba a gustar esta vida.
Probablemente para muchos eso es normal pero para mí era algo jamas experimentado, todo me sorprendía hasta el más mínimo detalle, me gustaba salir a la calle y apreciar todo, fotografiar todo, no había un día que saliera sin mi cámara. La pasaba en casa de mis amigos, comíamos lo que queríamos, íbamos a donde queríamos, hacíamos fiestas, veíamos películas, salíamos en la noche, me encontré, viajé solo por una ciudad desconocida, pagaba en otra moneda, hablaba en otro idioma, todo me parecía genial. Hasta que al fin después de tantas vivencias sorprendentes había llegado el tiempo de regresar a casa.
Estaba feliz y triste, feliz porque tenía que regresar a casa contar todas mis experiencias, a abrazar a mi familia y visitar a mis amigos y triste porque terminaba este ciclo.
Una noche antes de partir todos nos reunimos, nos abrazamos, lloramos, reímos, caminamos y nos despedimos… partimos 100 mexicanos de regreso a nuestro país pactando reunirnos una vez al año en un estado diferente.
Después de este viaje que marcó mi vida y de regresar a casa, no volví a ser el mismo, bueno si era el mismo pero como si me hubiesen cambiado el cerebro, ya no podía estar en casa ni regresar a la cotidianidad, viajar me abrió la mente y me hizo saber que no todos están para seguir las reglas que la sociedad nos impone, descubrí que me quería dedicar a viajar y me propuse que eso iba hacer, después de visitar decenas de blogs de viajeros descubrí que si se podía vivir viajando, ellos lo hacían ¿porque yo no?, entonces entendí que existe otra vida, la vida nómada digital, esa que te permite viajar y trabajar desde cualquier parte del mundo.
Lo único que les puedo aconsejar es que no se den por vencidos, trabajen en sus metas, en sus proyectos, no tiren la toalla que un día estarán cumpliendo sus sueños.
Gracias por leerme 🙂
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